[San Andrés de Teixido]
« Cuenta la tradición — dice Murguía[1] — que andando Cristo por el mundo en unión de San Pedro, llegó a Teixido, cansado y sin ánimo para seguir adelante.
Para animarse y pasar el camino pidió ayuda al cielo, y halló una manzana, que cogió, abrió y en su centro halló a San Andrés. Desde este momento olvida la narración a San Pedro y deja que aquél se queje al Señor de la triste situación en que se halla como patrón de aquellos ásperos lugares, en los cuales hasta el agua no es grata al paladar del sediento, como tuvo ocasión de saberlo el Salvador, quien, para satisfacer la sed que le hostigaba, necesitó rogar a su padre le enviase algo con que apagarla».
« Del cielo vino, pues, — prosigue — en esta ocasión, la manzana, fruto de la vida de salvación, y en su centro San Andrés, quien, al verse frente de su Divino Maestro, le rogó le sacase de tan desiertos lugares. Compadecido el Señor, le ofreció que su romería sería de las más nombradas, que duraría por los siglos de los siglos, y que nadie, ni muerto ni vivo, se libraría de hacerla, para que aquellas amargas soledades, se viesen frecuentadas de los innumerables romeros que debían animarlas».
FUENTE: Federico Maciñeira Pardo de Lama. San Andrés de Teixido. Historia, leyendas y tradiciones Lama. La Coruña : [s.n., s.a.] (Lit. e Imp. Roel)
[1] Leyendas y tradiciones de Galicia, por Manuel Murguia. La Temporada, de Mondariz, 8 de julio de 1915.