Virgen del Prado
Respecto a la Virgen del Prado, cuenta la tradición que en el año de 1013, yendo a Velilla un caballero aragonés, llamado Ramón Floraz, abrevó su caballo en una fuente, y notando un hoyo en que el animal había hundido el pie, y ensanchándolo con su acero, halló una bóveda subterránea de donde salía fragancia y luz sobrenatural, cuyo rastro le condujo hasta una imagen dorada de Nuestra Señora, en aquel recinto escondida desde el año 713, y la cual había sido venerada en la citada Velilla dese el de 430 con el título de Nuestra Señora de Tormos, -165- Torneos, o Tornos. Llevósela el caballero, parando antes en Villareal, cerca de Daroca, a su rey Sancho el Mayor, quien recompensándole generosamente colocó la efigie en su oratorio, y la transmitió a su hijo Fernando I de Castilla. Traída al cerco de Toledo, dio a Alfonso VI la victoria, olvidada en la campaña siguiente, permitió fuese derrotado en Zalaca, con lo cual escarmentado el príncipe, en la expedición de 1088, en que hizo tributario al rey moro de Córdoba, encargó a su capellán, Marcelo Colino, que llevase consigo la imagen. Detenido este en Pozuelo seco de D. Gil, donde vivían ya pacíficamente algunos cristianos, y sesteando en un prado bajo los árboles, viéronla aquellas buenas gentes y suplicaron en vano al sacerdote que se la dejase; pero ella misma, antes de llegar a Caracuel, volvió milagrosamente a aquel sitio, y mostrando su voluntad de residir allí, se le fabricó una ermita, donde empezó a ser devotamente venerada.
Hasta 1513 estuvo esta imagen sentada en una preciosa silla dorada; pero en el indicado año determinó la devoción quitarla de ella, desbastándola en proporción para ponerla de pie, y vestirla a la usanza de aquellos tiempos con riquísimos mantos de hermosas telas los despojos de la talla de la Virgen y la silla fueron llevados por un devoto clérigo, natural de CIUDAD-REAL, llamado el Licenciado Poblete, a la ciudad de Lima, capital del Perú, donde hizo de aquella madera una imagen pequeña, que colocó en la parroquia de los nidios, dando a una y a otra el nombre de Nuestra Señora del Prado.
FUENTE
Clemente y López del Campo, Domingo, Guía de Ciudad Real
[S.l. : s.n.], 1869 (Ciudad Real : Est. Tip. de Cayetano C. Rubisco), pp. 104-105
Nacido en Mora de Toledo. Fue pedagogo. En Ciudad Real fue el Director de la Escuela Normal, Inspector de Primera Enseñanza y director de la publicación El Magisterio. Publicó manuales docentes (Aritmética explicada, Cuadro sinóptico de la numeración) y otras obras como La Constitución de 1869 y Guía de Ciudad Real.