DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

 Recuerdos de un viaje por España. Castilla, León, Oviedo y Provincias Vascongadas, Mellado, 1849 p. 87

Acontecimientos
Supersticiones y magia
Personajes
Xana
Enlaces
(Lamia, de John William Waterhouse, 1909)

LOCALIZACIÓN

PRINCIPADO DE ASTURIAS

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[Las xanas]

 

Una de las más antiguas y poéticas tradiciones que se conservan en Asturias es la de las xanas. Son estas unas mujercitas de un codo de alto y muy bellas, que habitan en palacios de cristal, debajo de las fuentes solitarias, y por cuyo caño se deslizan, pasadas las doce de la noche con objeto de lavar sus ropas, que son como ellas de extremada blancura, estas pequeñas brujas o encantadoras no son malignas, y regalan  sus favoritos con madejas de hilo que deben devanarse siempre hacia la derecha, con lo que no atracaba nunca el misterioso hilo. Si al contrario se devana hacia la izquierda, se acaba en el instante. La xana elije para habitar la fuente que está en situación más risueña, en medio de los prados, protegida por árboles y lejos de las poblaciones. También se dice guardan en sus escondidas moradas ricos tesoros de oro y joyas. Una tradición, muy semejante a esta, nos refiere Sir Walter Scott en algunas de sus novelas que existe en la» montañas de Escocia. Allí llaman a las xanas, lavanderas de noche. Otra tradición de las más arraigadas es la de la hueste, que consiste en una gran procesión de fantasmas blancas, que llevan en la mano una tea encendida, van a las altas horas de la noche, precediendo a un ataúd, en derredor de las iglesias o cementerios. Estas apariciones dicen se dejan ver poco antes o después de la muerte de alguna persona notable. Cuando esta es una señorita soltera y joven, suele verse en la hueste su misma efigie vestida con un ropaje blanco y coronada de flores lo mismo que sus compañeras, que entonan cantos patéticos. Es también una creencia que no deja de alarmar a las sencillas aldeanas, la del mal de ojo. Supónese que hay personas dotadas de la maligna cualidad de fascinar con su mirada y causar la muerte a los niños y a los animales domésticos. Para evitarla es costumbre poner a los primeros en la época de lactancia, relicarios o amuletos colgados al cuello. Cuando un niño o un buey, caballo, etc., se ve acometido de alguna dolencia desconocida, se atribuye al mal  de ojo, y entonces se le hace beber al paciente agua de la que tuvo en infusión un fragmento de asta de ciervo, con lo que creen recobra la salud

 

 

Mellado, Francisco de Paula, Recuerdos de un viaje por España. Castilla, León, Oviedo y Provincias Vascongadas, Mellado, 1849 p. 87.