Convento de la Vera Cruz
En este convento floreció en santidad y virtud aquel célebre varón Fray Juan Vallejo, cuyo cuerpo estuvo algunos años sepultado en el claustro y descubrióse incorrupto.
Maravillosamente fue el caso: llevando un endemoniado a conjurar al sitio donde estaba sepultado, torció el demonio el camino cogiendo un círculo por un lado, lo cual advertido por el conjurador, le hizo retroceder, y queriendo obligarle a que pasase por medio del claustro, dio un salto el demonio de la otra parte en que estaba sepultado, y por medio de conjuros y preguntándole por qué había hecho esta demostración, dijo las siguientes palabras: Hic jacet venerabilis Pater Joannes Vallejo. Cavaron el suelo, y hallaron, como se ha dicho, su cuerpo incorrupto. Está en la sacristía de dicho convento en un nicho alto como lo declara el epitafio.
Hay en este convento una milagrosísima imagen de Nuestra Señora, cuya advocación es de la Cerca. Es especialísima la devoción que con ella tienen, no solo los vecinos de Valladolid, sino también los de todos los lugares de su comarca y fuera de ella, por los muchos milagros — 418 — que cada día hace y ha hecho, como lo testifica el frontispicio de su capilla donde están pintados en diversos cuadros y tablas. El hallazgo de este tesoro fue así:
El año de 1645, a 2 de junio, derribando ciertos oficiales un pedazo de cerca antigua de la ciudad que pasa por este convento, como en otra parte de esta historia queda dicho, para hacer en él un cuarto, entre la tierra que iban demoliendo cayó un cubetillo mediano, y juzgando uno de los oficiales que sería algún tesoro que habría escondido allí en la destrucción de España alguno de los ciudadanos de Valladolid, halló otro tesoro de mas precio. Divulgóse inmediatamente el hallazgo de esta santa imagen y concurrió mucha gente a ver este prodigio.
Trataron los religiosos de colocarla en lugar decente, y lo fue en la capilla que está inmediata a la epístola, con una muy solemne fiesta y procesión que para este efecto se hizo, concurriendo a ella toda la ciudad. Es la capilla, aunque pequeña, de las cosas pulidas que tiene Valladolid, y la adornan muy curiosas labores. Tiene también por remate del retablo en que está colocada esta santa imagen, un devotísimo Cristo, que es tradición fue con él a conquistar las Indias Hernando Cortés. Tiene también un camarín muy pulido.
FUENTE:
Antolínez de Burgos, Juan. Historia de Valladolid, Hijos de Rodríguez, 1887, p. 417.