DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

MORALEDA Y ESTEBAN Juan: Leyendas históricas de Toledo, Toledo, Imprenta, Librería y Encuadernación de Menor Hermanos, 1897, 68 p.; pp. 35-50.

Acontecimientos
El autor recuerda todas las leyendas nacidas de los milagros realizados por la Virgen María.
Personajes
La Virgen María, los toledanos, San Ildefonso…….
Enlaces

LOCALIZACIÓN

TOLEDO

Valoración Media: / 5

La Leyenda de la Virgen en Toledo

 

I.

En el libro que en el transcurso del tiempo hagan los hombres en honor de lo pasado, una de sus más hermosas páginas la ha de ocupar la imperial Toledo, ha dicho un escritor contemporáneo.

Pues bien; si está reconocido por los hombres de ciencia que la corona de gloria que ciñe la ciudad de los Concilios es rica en extremo, también es muy cierto que una de sus más relumbrants piedras, la mejor quizás, es la devoción que los descendientes de celtas, íberos, godos, romanos y árabes demostraron desde lejaos tiempos hacia la nazarena Miriam, á la que el ejército de Castilla una y mil veces aclamó por patrona antes de comenzar gloriosas jornadas. Como prueba incontestable de este aserto pueden citarse las imágenes de la Señora que lucen sobre algunas de las puertas de la capital; las inscripciones geroglíficas de la edad moderna – en su principio – que se ven pintadas en los muros de la Catedral primada, el monasterio de Santo Domingo el Antiguo y San Juan de los Reyes; los azulejos colocados á la veneración pública con imágenes de la Purísima Concepción; otros azulejos circulares que á las puertas de nuestras moradas se hallan rpresentando la Descensión de la Santísima Virgen; la festividad que anualmente celebra la Corporación municipal en cumplimiento de un voto, y por último, las tarjetas del interior de nuestras casas, que medio desteñidas por el tiempo, dicen á la celestial Reina, sin pecado concebida, frases divulgadas y alabadas ya en los antiguos Concilios toledanos.

Por si los datos antedichos dijeran poco en pro de la devoción de los hijos de Toledo á la Madre del Verbo, transcribiremos algunas noticias detalladas que constituyen en puridad, verdadera leyenda cristiana; leyenda que guarda el pueblo en lo íntimo de su alma, y que acrecienta su fe y confianza en tan divina Madre.

II

Numerosos son las imágenes de la Virgen María que se festejan en Toledo, y de las que se refieren datos curiosos.

Visitad esta capital en Pascua de Resurrección, y al tercer día veréis acudir á los ciudadanos y habitantes de los pueblos de la comarca hacia la iglesia parroquial de Santa Leocadia, de la que se saca en procesión solemne á la imagen de la Virgen –venerada con el título de La Salud – el primer día de un concurrido novenario.

La imagen es del siglo XVI y fué trasladada á la expresada parroquia en el XVII.

Respetable enfermedad, tomando la forma epidémica, invadió la ciudad de triples muros, en 1659[1].

El escaso número de víctimas que en la feligresía de la patrona de Toledo hubo, y el haber permanecido ilesa una masa de soldados, cuyo cuartel radicaba en la misma, previa invocación de mencionada imagen, fueron los poderosos motivos que determinaron la variación de su nombre, la novena y procesión de que hemos hecho mérito, y el que se la diera el título de Coronela honoraria de referida guarnición.

El antiguo nombre de esta sagrada imagen fué Nuestra Señora de la Candelaria, con cuya advocación la veneraba la Congregación del gremio de sastres de la ciudad en el convento de la Santísima Trinidad calzada de PP. Mercenarios, primero, y luego en la parroquia en que hoy se la festeja, aun cuando la Congregación se instaló en 1657 en el Hospital de San Ildefonso.

La creencia popular así lo afirma, y una inscripción de le peana de plata en que la Virgen está colocada, y una lápida de mármol blanco, empotrada en la pared de la cuesta de Santa Leocadia, frente al núm. 24, lo corroboran, pues son coetánas. Dicen así:

La inscripción

Se izo este trono y peana siendo cura propio de la parroquia el Doctor D. Andrés Nuñez Monea, Año de 1726:

LA LÁPIDA

Efta pared fe hizo pa

Ra La Procff,a de Ntra

S,ra de la Salvd D S,ta

Leocádia á Exp,a de Deva

Y Parroch.a En 23 M, de 52

Desde tan memorable fecha, un señor coronel de ejército, de los residentes en la imperial ciudad, lleva el estandarte de la Virgen de la Salud en la procesión, al que acompañan otros oficiales del ejército.

Como imagen de gran veneración, debemos mencionar á Nuestra Señora del Valle.

La escultura es de la misma época que la Virgen de la Salud, ó á caso posterior.

No se sabe la fecha fija en que empezó á ser objeto de la devoción de los vecinos de Toledo, pero sí puede asegurarse que la legendaria fe en que la misma tienen debía ser ya notable á principios del siglo, cuando las hordas napoleónicas invadieron nuestro suelo patrio; pues á fin de evitar que la sagrada presea fuera quemada por aquéllos, se la trasladó por el barco á la parroquia de San Lorenzo; habiéndola restituido á su santuario, tan poético cual sencillo, acompañada de gran número de fieles y música desde la ciudad por el camino del puente de San Martín, cuando se terminó la guerra.

Según afirma una inscripción pintada en azulejos, existente sobre la puerta de la ermita, fué ésta restaurada por patrono, mayordomos, hermanos y devotos el año de 1674. Es probable que en aquella época se pusiera á la veneración de los fieles la sagrada imagen.

Multitud de exvotos colgados en los muros de su morada, denuncian con cuánto fervor conserva el cristiano su memoria, al par que guarda el recuerdo de la Rosa de pasión, y cuantas fascinadoras narraciones conocemos del mencionado santuario, en las que á veces descuella como culminante figura la de la Virgen.

Un poeta anónimo, encantado por la belleza del paisaje en que aquél radica, y empapado en los recuerdos que de la misma escuchó á no dudar, escribió sobre una pared tan solitaria morada religiosa, la siguiente décima:

Virgen del Valle bendita,

Cuyo trono soberano

Abrió el pueblo toledano

En esta sagrada ermita,

Hoy que á hacerte una visita

Mi fe sincera me trajo,

Sólo puede en tu agasajo,

Confesar mi convicción,

Que eres el mejor florón

De la diadema del Tajo.

 

Dejad pasar unos días, y una vez llegada la Pascua de Pentecostés, encaminaos á uno de los barrios extremos, á San Cipriano. En esta parroquia se venera á la Corredentora del hombre bajo el título de La Esperanza, con tanta ó más suntuosidad que las precedentes.

Según un manuscrito hallado no há mucho, fué encontrada en un rodadero próximo al templo en que se la venera.

La imagen es pequeña, de madera de color obscuro; sólo se conserva de la escultura, el busto.

Dícese que en tiempo que se restauraba su templo vino abajo un andamio, haciendo la desgracia que cayera con él un obrero, el cual, viéndose morir, se encomendó en el aire á la Virgen de la Esperanza, llegando al suelo ileso, con sorpresa de los circunstantes. Un lienzo que en la parroquia se conserva da idea de este suceso.

El P. Pisa en su Historia de Toledo inédita, ó sea la segunda parte, cita el caso de haber sido alcanzado por un toro en unas fiestas un caballero llamado Baltasar de Fuensalida, el que resultó, después de manteado, sin lesión alguna, mediante la visible intercesión de la Madre de la Esperanza, á quien invocó.

Al siguiente día, unos muchachos le entregaron unas piedras preciosas que le arrancó de sus vestidos el bruto en la brega.

Desde que tuvo lugar este acontecimiento, acreció notablemente la devoción á la imagen, que ya desde el siglo XVI se venía acentuando.

La Virgen de la Esperanza de la parroquia mozárabe de San Lucás, sigue en grado de veneración á las imágenes precedentes.

El origen de esta devoción data del siglo XVI, en el que, á causa de haber dejado de ir á cantar ante esta imagen un sábado la salve los músicos de la ciudad, coros angélicos suplieron su omisión; hecho que presenciaron multitud de feligreses.

Celébrase, por último, con poética festividad á la Virgen de la Guía, estimada y visitada, aunque extramuros, por todo viajero que por el camino de la Plata de Vía lata transita y principalmente por los toledanos desde que se divulgó el siguiente acontecimiento:

En 1860, un soldado, hijo de Toledo, militaba á las órdenes de un general que, ganoso de gloria, se disponía á atacar á las huestes marroquíes. Siguiendo las órdenes para emprender la lucha un soldado, que Ignacio Calvo se llamaba, se encomendó á la Virgen de la Guía, batiéndose á seguida cuerpo con los enemigos de su Dios, su rey y su reina, después de rezar ante la citada imagen. Terminado el combate, viéndose en plena salud el toledano, adquirió una Cabala que en su cumplimiento de lo ofrecido colgó por su mano, á su vuelta, en uno de los muros de la ermita, donde se conserva.

Más venerada que todas las anteriores á no dudar es la imagen de Nuestra Señora del Sagrario, patrona de la ciudad, morena, agraciada, respetuosa. Se la festeja el día 15 de agosto, día de su Asunción gloriosa.

¿Quién, con sólo mencionarla, no recuerda haber oído referir á un toledano cómo se verificó la venida de la Virgen María á la antigua Catedral, para premiar las virtudes de su prelado Ildefonso?...

Era la media noche. La hora de maitines atrajo al templo á todos los sacerdotes, al azobispo y parte del pueblo. Lanzaron aquéllos en cumplimiento de su deber á rezar los maitines y ¡cuán grande fué su sorpresa porque las luces palidecían eclipsadas en sobrenatural fulgor!

Estremeciéronse ante fenómeno tan extraordinario los más débiles y los que conservaron su juicio vieron descender por entre las bóvedas á la Rosa de Jericó que traía en sus manos una casulla que momentos después colocaba en los hombros del sabio Ildefonso, santo defensor de su pureza.

Creció de punto la admiración de los presentes, cuando terminado este acto conmovedor vieron á la Señora caminar desde la silla del prelado hacia el altar sencillo donde su efigie – que hoy titulamos del Sagrario – se hallaba colocada: alzó sus plantas, se acercó á ella, la abrazó, besó su rostro con ternura, y… tornó á desaparecer, cruzando rodeada de emisarios celestes, las arcadas de la causa de su Hijo.

La piedra sobre que descansaron sus pies, se venera en la actualidad en la Iglesia primada.

Otro hecho notable más cercano á nuestros días se refiere respecto á tan milagrosa imagen, y es el haber tenido revelación al pie de su altar D.a María de Pacheco del desastre de las huestes castellanas, que defendiendo el bien del pueblo desaparecieron apenas congregadas.

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De algunas más imágenes podrían citarse interesantes recuerdos, que están reducidos á festejos y procesiones en cumplimiento de votos, verificados en tiempo de calamidades públicas.

III

No terminaré sin citar en estas líneas los numerosos retablos esparcidos por los muros de pasadizos, callejones y plazoletas, en el centro de los que se halla la Virgen de los Dolores por lo general, salvo contadas excepciones.

Consisten éstos en cuadros de escaso mérito artístico, resguardados de la lluvia por tejadillos de tabla, delante de los cuales lucen por la noche pequeños farolillos que ceba el pueblo en demanda de algún beneficio.

Muchos de ellos fueron creados en los siglos XVI y XVII, á fin de disminuir los lances mal llamados de honor que en tan apartados lugares se verificaban aprovechando la obscuridad, y aun así más de cuatro galanes imploraron perdón en su agonía á las imagenes, al pie de las que expiraban, roto el pecho por certera estocada.

Otros se construyeron para iluminar trechos de calles solitarias, en los que, burlando la vigilancia de los corchtes y alguaciles, brujas y dueñas, explotaban la inocencia de damiselas caprichosas ó casquivanas que tiempo andando volvían á aquellos sitios burladas, arrepentidas, á llorar sus cuitas junto á la imagn que antes no dirigieron una mirada.

Los más modernos son los siguientes: El de Nuestra Señora de Belén, situado en la esquina de la calle Ancha ó del Comercio y la que aquel nombre. Fué colocada la imagen el año 1742, llevándose en procesión desde la parroquia de Santos Justo y Pastor, por las principales calles, acompañada del pueblo  música, que en la carrera cantaron el rosario. Ante esta Señora se permitía á los reos, que á Zocodover se encaminaban para sufrir la última, tomar algún alimento y orar breves instantes.

En el ángulo del nuevo edificio de la calle de Belén, y en el mismo lugar que ocupó antiguamente, se colocó otra vez esta imagen y retablo en diciembre de 1885, del que se retiró durante la obra.

El de la Virgen de los Dolores, fijo en la calle del Horno de los Bizcochos ó de la Magdalena.

Cuando el cólera en 1834 invadió por vez primera á Toledo, los vecinos de esta calle se libraron del azote asiático mediante ruegos dirigidos á la Virgen designada con dicha advocación, dando aquel hecho motivo á la erección del retablo.

Fué colocada esta imagen el día 9 de abril del año 1885.

El iniciador de la idea fué D. José Víctor Carrera, ayudándole á costear el retablo varios vecinos.

Deteriorado éste, le restauró D. José Carrra, presbítero, hijo del D. José Víctor y de D.a  María de la Puente en 1859.

La imagen del retablo, pintada en lienzo, la adquirió D. José Carrera en la almoneda del difunto cura párroco de Santa Eulalia –mozárabe – D. Andrés Tejada, habiendo pagado por ella cuatro reales[1].

Los que con imágenes de la Virgen María existen, nos recuerdan aquella quintilla de A. Cáceres Prat, que dice:

«Por doquier cien retablillos

Evocan tristes consejas,

Y ahumados sus farolillos,

Dan melancólicos brillos

En las sombrías callejas».

 

IV

Tal es en suma la fe y devoción de este pueblo esclavo de la Virgen, ora á la luz del día, ora cuando la noche envuelta en sus fúnebres crespones recorre nuestras campiñas; devoción y fe que han dado origen á la más hermosa de las Leyendas toledanas, por ser la más elocuente respecto de sus antiguas creencias.

Quien vagando por la haz de la tierra, busque reposo, á fin de entregarse á la vida ascética, venga á Toledo, y le incitarán á devoción y penitencia, el silencio de sus calles, la severidad majestuosa de sus torres y templos, y sobre todo, las imágenes y recurdos de la Pura Madre del Dios-Hombre[2].

Editado por Christelle Schreiber-Di Cesare

 

[1] Datos tomados de los m. ss. Originales que detrás de la mencionada imagen se guardan. Los tuvimos en nuestras manos en noviembre de 1890, en unión del m. s. que D. Alejandro Villatoro redactó describiendo la festividad y procesión verificadas con antedicha imagen sagrada en acción de gracias por haberse librado del cólera, en el año 1890, todos los vecinos de la calle en que se venera Ntra. Sra. de los Dolores.

[2] Tan entusiasta es la devoción del pueblo de Toledo por la Virgen María, que amén de los datos expuestos, en monasterios y casas particulars se lee en las puertas, en impresos, lo que sigue:

¡Jesús! y qué mal haría

Quien en esta casa entrare

Y por olvido dejare

De decir AVE MARÍA.

Y también quien ya oída

Palabra tan celestial

No respondiese puntual

SIN PECADO CONCEBIDA.

                __ __

Nadie pase por aquí

Sin saludar a María

Y decirle con amor

¡NO ME DEJEIS MADRE MIA!

 

 

[1] La peste que reinó en toda España llamada garrotillo.