[Puerta del Ángel]
La puerta del Ángel, cuyo último arreglo data del tiempo de Carlos II, acaso se llamaría antes puerta de Santa Ana, pues en el lienzo de aquella parte, a principios del siglo XV, había una con tal denominación, aunque podía ser muy bien que así se conociera \vulgarmente otra que bajo diferente nombre mencionare al hablar del trozo que sigue desde la puerta del Ángel hasta el baluarte dels Tallers. Que aquella se llamara de Santa-Ana podría apoyarse muy bien por la proximidad de la iglesia de este nombre, y además, porque la denominación de la puerta del Ángel data solo del siglo XV y a consecuencia del hecho milagroso que se cuenta acaecido en ella al entrar en Barcelona el apóstol valenciano y sabio político S. Vicente de Ferrer el 5 de abril de 1419.
Era el tal varón valenciano, pero de origen catalán, aunque por todas las naciones donde predicaba solían le llamar Fray Vicente catalán, a causa del mucho amor que en sus discursos mostraba siempre a Barcelona, y además porque solía llamarse también catalanes a todos los que pertenecían al reino de Aragón. El amor que tenía a Barcelona, lo fundaba siempre el santo en que tal ciudad era la que tenía mejores costumbres y era mejor regida, creyendo además que tales ventajas se debían sin duda a una influencia divina que velaba sobre ella. Acabose de convencer de ello el santo y con él la ciudad, cuando al entrar un día aquel por la puerta que me ocupa, vio sobre el portal la figura de un mozo vestido de un metal resplandeciente y con la espada en mano, que al parecer estaba en centinela. Admiróse el inmenso concurso que seguía al santo y más, después que este preguntó al joven armado quién era y qué hacia allí; a lo que el vigilante respondió que era el ángel custodio y que guardaba a Barcelona por orden de su Señor. Perpetuóse tal hecho desde entonces erigiendo una capilla al ángel sobre el portal, en la que se celebran los divinos oficios y además cierta fiesta anual; y pintándose posteriormente en la pared que media entre la puerta y la contra-muralla, un cuadro en el que figura la entrada del santo, la aparición del ángel y la admiración del concurso.
FUENTE
Antoni Bofarull, Guía-cicerone de Barcelona; o sea, Viajes por la ciudad, 1847: p. 182.