Pialla
A la salida del Infiesto para Cangas de Onís, detiene al peregrino otra memoria de Pelayo. Dícese que al dirigirse el valeroso caudillo a Covadonga seguido de un solo guerrero y acosado por gran número de soldados moros que iban en su seguimiento, se arrojó con su caballo al río, que llevaba a la sazón gran caudal de agua[1]. Encontró felizmente vado en aquel sitio, y para animar a su compañero, que titubeaba imitar su ejemplo, le gritó Pié halla, aludiendo a su caballo. Ambos llegaron salvos a la opuesta orilla, y los moros no osaron seguirles. Para perpetuar el recuerdo de este suceso se colocó en aquel lugar el escudo de Piloña, que lo simboliza, pues consiste en dos caballeros que atraviesan unas ondas; de la boca del primero sale la leyenda Pié-halla, y en lo alto se ve la cruz de la Victoria.
[1] Consignan esta tradición Mariana y otros muchos historiadores desde el siglo XIII. (Nota del autor)