Dulcinea
Otra tradición existe en el Toboso que puede enlazarse con la que acabamos de referir, y que dio sin duda origen al personaje de Dulcinea.
Había en aquel lugar un labrador rico llamado Lorenzo que tenía una hija muy coqueta a la que galanteaban varios mozos.
Una tarde al ponerse el sol, llegó a su casa un viejo soldado, que pidió alojamiento por caridad, y Lorenzo no solo le franqueó la entrada, sino que le convidó a cenar. Sentáronse en derredor del hogar, y el recién venido entretuvo agradablemente a su huésped hasta la hora de recogerse, refiriéndole sus viajes, batallas y aventuras.
Poco tiempo había pasado cuando llamaron con fuertes golpes a la puerta unos cuantos borrachos, que venían en busca del viejo Sacamantas o Vejiguero, nombres que daban en la Mancha a los recaudadores, para darle un baño en los charcos que hay en las Tenajerías[1], añadiendo que venía huyendo de Argamasilla donde había trabado camorra con los vecinos. Lorenzo les dijo que su alojado se había marchado ya, cerró prudentemente la puerta; pero su hija, llamando a los mozos, les mostró una ventana por donde podían entrar hasta el pajar donde Cervantes reposaba tranquilo. Asiéronse de él aquellos beodos, y sin respeto a sus canas le ciñeron una soga a la cintura y sacaron arrastrando en dirección de las Tenajerías, con grandes, carcajadas de la liviana moza.
Finalmente, a las voces de Lorenzo y Cervantes acudieron unos cuadrilleros de la Santa Hermandad, y le quitaron de manos de aquellos furiosos, pero le llevaron preso y maniatado a Argamasilla de Alba.
La casa de Lorenzo y Dulcinea se arruinó hace pocos años. Otros dicen que Cervantes dirigió ciertas pullas a una aldeana del Toboso y que los padres de esta lo encarcelaron; pero parece más verosímil lo primero.
FUENTE
Mellado, Francisco de Paula, Recuerdos de un viaje por España, (vol.1-2) 1849, pp.63-64.
[1] Tenajerías: tinajerías. El Toboso tenía una gran tradición en la industria alfarera por la gran calidad de su arcilla.