[Virgen de Soterraña]
-70- En el costado de la nave colateral del norte comprendido en este segundo cuerpo del templo, se halla situada la escalera que conduce a las criptas, en un todo iguales a los tres ábsides, y que se halla alumbrada por una claraboya abierta en el pavimento de la nave del crucero, siendo de este modo fácil y cómodo el continuo uso que hace de ella el pueblo para venerar en esta segunda iglesia a la Virgen de la Soterraña.
Aquí es donde se enseña el agujero o sinuosa grieta del peñasco, de que, según la piadosa tradición refiere, salió una serpiente para devorar al judío, después fundador del primer templo, y por donde volvió a ocultarse el tremendo reptil cuando le dejó libre y desapareció de su vista, como lo explicaremos en la Historia, porque es de advertir que este es el sitio o donde fueron arrojados los cuerpos de los mártires.
(…) Nuestra Señora de la Soterraña, que, como queda dicho, se venera en la cripta mayor del templo, es una santa imagen de tan remota antigüedad, que hay motivos muy poderosos para creerla de los primeros años del cristianismo.
Atribúyenla nuestros escritores místicos, cronistas y anticuarios, a los tiempos apostólicos. Los motivos de credulidad que alegan no son para enumerados en la clase de discurso en que ahora nos ocupamos.
Satisfácenos por de pronto significar únicamente que esta sagrada y veneradísima imagen apareció de una manera portentosa en las bóvedas subterráneas de la iglesia cuando ya era mediado el siglo IX, lo que hace suponer que la ocultaron los cristianos desde principios del VIII, al desplomarse la monarquía visigoda; y atendidas la rudeza artística de los siglos de su dominación, a la par que la belleza y perfección que se observa en las formas y facciones de la imagen, nos hace transportar su origen a los tiempos de la civilización romana; y así no es de admirar que muchos -78- piadosos cronólogos quieran darle tan alto y privilegiado principio.
Pero sea cual sea el de su antiquísima existencia, lo que no puede disputarse por nadie es que la virgen de la Soterraña es el gran consuelo, el remedio heroico, el último refugio a que se acogen con el mayor fervor los avileses en todas las tribulaciones en que vuelven los ojos al cielo para implorar sus misericordias. Éralo tanto ya en el siglo XVI, que al hacer Santa Teresa de Jesús su tránsito desde su convento de la Encarnación, en el año de 1562, a la humilde casa en que iba a fundar el de San José, que lleva el nombre de Las Madres, y que es el primero de la reforma de la Orden del Carmen, entró a orar en San Vicente; y bajando a la cripta de la virgen de la Soterraña, en ella verificó su descalcez, y ya descalza caminó hasta el sitio en que inauguró su anhelada empresa.
Con este motivo se celebra todos los años en San Vicente una función religiosa por el obispo y cabildo catedral. Muy pocas son las veces que se la ha sacado de su silencioso y devotísimo asiento para tributarle con extraordinarios motivos más especiales cultos; y cada una de ellas recuerda un suceso de gran interés para la ciudad.
FUENTE
Martín Carramolino, Juan. Historia de Ávila, su provincia y obispado, Librería Española, 1872, tomo III, pp.70-78.